El ciclo luz-oscuridad es un patrón de 24 horas de luz y oscuridad que ha moldeado la biología humana durante miles de años. Este ciclo influye en los ritmos circadianos, el reloj interno de 24 horas que regula los procesos físicos, mentales y conductuales. La luz juega un papel clave enviando se ñales al cerebro, que controla funciones fisiológicas como los niveles hormonales y el ciclo sueño-vigilia. La exposición a la luz natural alinea estos ritmos, apoyando la salud general y la adaptación al entorno.
La temperatura de color (CCT) mide el tono de la luz en Kelvin. Las variaciones de CCT en la luz natural a lo largo del día, influye en los ritmos circadianos. La luz cálida (alrededor de 2700K), vista al amanecer y al atardecer, promueve la liberación de melatonina, ayudando al descanso. La luz fría (superior a 5000K), típica al mediodía, suprime la melatonina y aumenta el cortisol, mejorando la alerta y la actividad.
La intensidad de la luz cambia a lo largo del día, desde tenue al amanecer hasta brillante al mediodía y tenue nuevamente al atardecer, influyendo en nuestras hormonas. Medida en lux, la intensidad varía de 10,000 lux en días soleados a 0.001 lux bajo la luz de las estrellas. La luz por debajo de 30 lux promueve la liberación de melatonina para un sueño reparador, mientras que la luz por encima de 30 lux suprime la melatonina para mantenernos alerta y activos.